Páginas

miércoles, 22 de abril de 2015

Plaza de Canalejas, 1ª parte




Si hablamos de lugares las dimensiones, en ocasiones, engañan, y lo que parecen a simple vista pequeños rincones escondidos pueden albergar importantes joyas históricas. Este es el caso de la Plaza de Canalejas.

Situada en pleno centro madrileño, lo primero que llama la atención es precisamente su situación. Rodeada de famosos edificios, más emblemáticos y visitados en general, esta parece ejercer la función de nexo de unión entre ellos. De hecho, anteriormente era conocida como la Plaza de las Cuatro Calles, haciendo referencia a las transcurridas vías que conducen a ella: calle Carrera de San Jerónimo, Sevilla, del Príncipe y de la Cruz. Esto contribuye a su favorable comunicación, siendo varias las combinaciones de transporte público que se pueden realizar para llevar a esta. En cuanto a metro se refiere, tanto las líneas 1, 2 y 3 ofrecen permiten llegar al destino –tanto si uno se baja en la parada Sevilla como en Sol, por ejemplo – caminando en línea recta unos metros. Pero esta, a su vez, puede jugar en su contra: cuando uno se encuentra en medio de esta plaza, se da cuenta de la cantidad de turistas – y madrileños que caminan apresurados por el estrés- que cruzan esta sin prestar atención a lo que les rodea. Por ello, en Rincones con historia se aprovecha para dedicar dos entradas a la Plaza de Canalejas, en un intento por adentrarnos un poco más en profundidad en su arquitectura, sus históricos establecimientos y sus cuatro imponentes edificios.


Comenzamos por la calle Carrera de San Jerónimo, en cuya esquina se alza el que se presenta como el más significativo de ello, compuesto por la Casa de Allende (a la izquierda, visto de frente) y el Edificio Menenses (a la derecha). El primero de ellos, construido entre 1916 y 1920, recibe el nombre en honor al propietario de esta casa, Don Tomás de Allende. Siendo su funcionalidad cambiante desde entonces – entre la que destaca su uso como entidad financiera – es, sin duda, su estilo arquitectónico y diseño el que destaca por encima de su historia en esta ocasión, llegando a ser uno de los edificios que dentro del movimiento regionalista  se presenta como único. Destacan a simple vista su torreón, que coincide con la esquina del edificio, y un sencillo pero chocante mirador de madera que rompe con el resto de la composición. Este, junto con las vidrieras y los delicados detalles ornamentales que configuran la fachada. La pequeña historia de este edificio reside, aparte de en su dueño, en la intencionalidad y origen: al igual que veíamos con el Pasaje de Murga, el edificio estaba pensado para romper con la arquitectura característica del Madrid de la época.

No hay comentarios:

Publicar un comentario