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miércoles, 13 de mayo de 2015

Ateneo de Madrid



Hoy en día, estamos más que acostumbrados a ver el Congreso de los Diputados en las noticias. Diariamente, en los medios se repiten las imágenes de las distintas figuras políticas en las distintas sesiones que su interior alberga. Por otro lado, el pasado que se esconde tras su fachada es más que simbólico y recurrente como un episodio más de la historia de nuestro país. En lo que nos atañe, geográficamente hablando, el Congreso sirve como importante punto de partida en cuanto a rincones se refiere. Obviando, en esta ocasión, la historia de este edificio, nuestra atención va dirigida a aquellas calles que le rodean que, al igual que él, también
cuentan con una historia.


De forma paralela a este, concretamente en la calle Prado número 21, se encuentra el Ateneo de Madrid. Su historia se presenta como clave dentro del campo literario español. 



Con el Gobierno liberal, en 1820 se produjo el exilio de los ilustrados durante la etapa de Fernando VII. No sería hasta después de la abdicación de José I Bonaparte cuando dichos exiliados regresaran al país, promoviendo entre otras aportaciones significativas - especialmente de carácter cultural - la creación del Ateneo Español. 
Tras la vuelta al país del absolutismo, la institución desapareció durante un tiempo, fijando su residencia en Londres. En 1835, durante la Regencia de María Cristina, el Ateneo Español cambió su nombre por el de Ateneo Científico y Literario. Entre sus fundadores más ilustres se encuentran el conocido escritor  y periodista costumbrista Mesonero Romanos, el Duque de Rivas o Juan Manuel de los Ríos, dirigente del inicial proyecto. 
Los vaivenes de la sede han sido frecuentes. Durante la dictadura de Primo de Rivera, las actividades del Ateneo fueron suspendidas y en la Guerra Civil, se consiguió mantener abierto gracias a la intervención del bando republicano, que logró conservar sus instalaciones. En la época franquista, la actividad del Ateneo volvió a encontrarse limitada.
Actualmente, el que fue sitio de reunión de los ilustrados y algunas figuras intelectuales más importantes se encuentra situado en la calle del Prado, en un edificio inaugurado por Cánovas del Castillo. 

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